La corrupción política solo puede combatirse mediante la libertad política colectiva y la separación de poderes. Es decir, mediante una Cámara de diputados elegidos directamente en candidaturas unipersonales en distritos pequeños (sujetos al elector bajo mandato imperativo y revocable), un poder ejecutivo independiente, elegido en elecciones separadas de las legislativas, y un poder judicial elegido también independientemente por un cuerpo electoral compuesto por todos los agentes del mundo judicial. Es necesario que exista además un mecanismo de mutuo control de la Cámara y el Gobierno, de modo que puedan disolverse entre sí ambos poderes en caso de conflicto político insoluble o corrupción de cualquiera de los poderes. La justicia debe operar, a mayor abundancia, sin privilegios para la clase política. Este sistema político que ampara la libertad colectiva, separa los poderes del Estado y combate la corrupción mediante instituciones y mecanismos inteligentes, se llama República Constitucional. En España, el grupo civil Movimiento Ciudadano por la República Constitucional (MCRC), fundado por el jurista y político Antonio García-Trevijano, promueve dicho sistema político en Europa, frente al monopolio del poder de la oligarquía de partidos, en vigor desde la II Guerra mundial, que sustituyó a los regímenes dictatoriales fascio-nacistas. Los libros Teoría Pura de la República y Libertad Constituyente, de Antonio García-Trevijano, publicados recientemente en España, dan cuenta de las bases teóricas de la República Constitucional y del proceso de acción, ya iniciado, de conquista de la libertad política colectiva y la democracia representativa (formal o política).
Publicado en Facebook por José María Aguilar Ortiz
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