domingo, 11 de abril de 2010

Sobre la corrupción

Arcadi Espada entrevista al politólogo y experto en corrupción Fernando Jiménez, y lo cuenta en su blog:

Jiménez vivía en Galicia, pero estaba a punto de trasladarse a la Universidad de Murcia. Así fue que tuvimos una comida bastante melancólica. Iban a cambiar de vida. Él, desde luego; pero también España, que se aprestaba a abandonar la época brillante e inesperada de la transición para recalar en sus vulgaridades históricas. El martinete de Aznar debe de ser aquello que llaman la continuidad básica de la nación. El mainstream. Lo cierto es que he vuelto a hablar con Fernando Jiménez. Ha aumentado su especialización en el asunto. A la fuerza ahorcan. Se ha convertido en uno de los consultores de Greco, el grupo de Estados contra la Corrupción del Consejo de Europa. Voy a transcribirte parte de nuestra conversación. Empecé preguntándole si había algo nuevo, después de los años.

-No. Lo que sigue siendo cada vez más sorprendente es la actitud sesgada de la prensa. La prensa es un elemento muy importante en la calidad de la esfera pública, Y nuestros medios, con sus excepciones, son obcecados y miopes. Y lo que es más doloroso: tenemos una prensa muy sesgada y servil hacia el poderoso de turno. Una parte de la prensa, especialmente la local, sirve directamente a intereses empresariales. El fenómeno de la expansión y la corrupción urbanísticas ha sido de libro. Y hay muchos medios en manos de promotores claves. Un desastre. Por lo demás, en la corrupción no hay otro problema de fondo que la financiación ilegal de los partidos.

-El que había.
-Y la peor novedad es que se ha reformado la ley. Un escándalo de ley. Se presentó como el final del problema y lo único que eliminaron fue las donaciones anónimas. Una ley llena de trampas. Sigue siendo posible condonar una deuda, que ha sido la vía fundamental de financiación del Psoe. Se introduce la obligación de las empresas que contratan los partidos de presentar la información que les pida el Tribunal de Cuentas, pero sin ningún tipo de sanción asociada al incumplimiento de la obligación. Papel mojado. Hay un informe del Greco sobre la financiación de los partidos en España, de septiembre de 2008, muy diplomático, pero demoledor. Casualmente, la mañana que entré a reunirme con ellos salían del despacho Hernández Pujalte y Marugán, del Pp y del Psoe, respectivamente. Los del Greco estaban escandalizados, porque les habían asegurado que con la ley se había acabado el problema de financiación en España.

-Hay trampas dentro y fuera de la ley. Por ejemplo la fragmentación de los contratos con las administraciones para que no rebasen el tope previsto y puedan quedar así fuera de la obligación del concurso.
-¡Un recurso que está prohibido específicamente por la Ley de Contratos del Estado! También se sigue sin considerar como delito la financiación de los partidos, excepto en campaña electoral. Se resuelve con una multa.

-¿Gürtel es financiación ilegal?
-La Policía dice que sí en el caso de Valencia. Empresarios de la construcción estaban pagando directamente al comité de campaña. Un caso de libro, y además delito. El problema añadido de la financiación ilegal es que permite que florezcan otras redes de aprovechamiento.

-Particulares, digamos.
-Sí. La financiación ilegal impide que haya una voluntad política capaz de asegurar que las administraciones hagan sus contratos de manera eficaz, legal y transparente. Si se están financiando ilegalmente los partidos, la transparencia no interesa. Y así es muy difícil detectar a los aprovechados. Esto ya pasaba en los escándalos del Psoe, cuando los recaudadores del partido se quedaban con parte de la recaudación.

-Su tesis, entonces, es que Gürtel no ha acabado de aflorar.
-Habría que saber cuáles son los orígenes concretos del montaje de la red. Pero está claro que hay una relación muy estrecha con los principales dirigentes del partido. Si no, no se entienden muchas de las cosas, los regalos, las invitaciones a las bodas. Cosas, por cierto, muy españolas.

-Justo me interesaba saber las características raciales de nuestra corrupción. Si las hay.
-Aquí los negocios suelen terminar en el club de putas… Pero no creo mucho en la variable cultural. Quizá lo único que me atrevería a proponer es la eficacia española, o mejor, de los sureños, para jugar con dos códigos simultáneos. El código formal, oficial, porque aquí las leyes, aun con sus trampas y fallos, cumplen más o menos los estándares occidentales, y el código de debajo de la mesa, tácito, de los negocios. Eso se maneja perfectamente. En países anglosajones es distinto, porque entre otras cosas el propio código formal es distinto, mucho más fácil de interpretar y que fija unos principios generales que no entran en el detalle.

-Hay una pregunta ingenua, generalizada: ¿Por qué los partidos no disponen de todo el dinero que necesitan? ¿Por qué tienen que robar?
-Su voracidad es indescriptible. Al alcalde del pueblo más remoto le gustaría tener quince encuestas preelectorales. Las campañas cada vez son más largas y costosas, y la capacidad de gasto de un partido es impresionante. Sólo hay una clave: el control, no de su ingresos, sino de sus gastos.

-¿En España hay demasiada gente que vive a sueldo de los partidos?
-No, todo lo contrario. Nuestros partidos son escuálidos. Es uno de los grandes problemas. Ahí está el caso de Fabra. Mucha gente en el PP estaría contenta si lo destituyeran. ¿Por qué no lo hacen? Pues porque la estructura territorial del partido no lo soportaría. Se quedarían sin partido en Castellón. Pasa en muchos lugares. La fragilidad de los partidos, que refleja la fragilidad asociativa de los españoles, es una causa importante de la corrupción. Hace intocables a determinados dirigentes.

-Caciquismo. O su formato nuevo: el nacionalismo.
-El nacionalismo ha generado una lógica general perversa. Hace poco un arquitecto amigo, José María Ezquiaga, me decía que los nacionalistas al mínimo control legal lo llaman centralismo. Tenía razón. Es indudable que ha favorecido la creación de redes corruptas.

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