miércoles, 21 de octubre de 2009

PGE Retórica frente a Realidad

Ayer se debatían en el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales del Estado y Rosa Díez manifestó su desacuerdo mediante una Enmienda a la Totalidad. Leí hace unos días un artículo en El Confidencial del catedrático Alvaro Anchuelo sobre tales presupuestos, muy clarificador:
Si por algo se caracterizan estos Presupuestos es porque no son austeros. En ellos el gasto se reduce sólo un 3,9%, y eso tomando como base de comparación no lo inicialmente presupuestado para 2009 (en cuyo caso lo que se daría es un aumento del 17,3%) sino el gasto desbocado que al final ha terminado produciéndose.

La magnitud de la hecatombe económica que estamos viviendo provoca un enorme aumento de algunas partidas del gasto público, que lastran el Presupuesto y dejan poco margen para otras actuaciones. La más significativa es, por supuesto, la de los gastos en desempleo. Alcanzarán los 38.000 millones en 2010, si incluimos los 7.749 millones de las políticas activas de formación, inserción laboral y bonificaciones a la contratación. En total equivalen a alrededor de un 3,8% del PIB. El Gobierno presume de este incremento del gasto social, que sólo refleja la mayor dureza de la crisis en España. No son, por otro lado, gastos para salir de la crisis, para actuar sobre sus causas, sino para paliar sus consecuencias negativas.

Otro síntoma del fracaso del Gobierno está en la partida de pago de intereses por la deuda pública. Para 2010 se presupuestan 23.200 millones (2,21% del PIB), debido al enorme endeudamiento generado. Eso pese a que, en la actualidad, los tipos de interés se mantienen todavía muy bajos.

Con estos lastres, no queda mucho margen para grandes alegrías. Lo que resulta sorprendente es que, del resto de gastos, muchos de los que podrían considerarse “superfluos” apenas se reducen o incluso aumentan. Las autoridades aprietan más el cinturón a unos ciudadanos ya exhaustos, pero no se aprietan el suyo ni siquiera para legitimar la subida de impuestos.

La Administración Central, en medio de su penuria, ha seguido transfiriendo recursos al resto de administraciones, sobre todo las autonómicas. Por eso, entre su gasto se recoge una elevada cantidad que no es en realidad tal, pues es gasto en transferencias a las administraciones territoriales, para que gasten ellas. En concreto, en 2010 se presupuestan 53.632 millones en transferencias a las CCAA y 17.760 millones a los Ayuntamientos. Del incremento de la financiación autonómica ¿cuánto se utilizará en educación o sanidad, y cuánto en embajadas, televisiones autonómicas, coches blindados, edificios y asesores personales?

Pero no es este el único gasto potencialmente superfluo que crece en los Presupuestos del Estado. El gasto en personal aumenta un 2.7%. No se suprime ni uno solo de los “Ministerios fantasma” que administran presupuestos que no justifican tal categoría: Igualdad (con un presupuesto de 77,6 millones de euros), Política Territorial (con 102 millones) y Vivienda (con 1.487 millones). El Plan del Carbón, para comprar carbón nacional de escasa calidad y contaminante (con la excusa de constituir reservas) costará 967,3 millones en 2010. Incluso las ayudas al cine se incrementan.

Pese a la retórica oficial sobre el cambio de modelo económico, lo que en realidad se está haciendo es recortar las partidas estratégicas que lo facilitarían. En resumen, se aumenta el gasto superfluo y, como el mayor gasto derivado de la crisis obliga a gastar menos en algo, se recorta el gasto estratégico.

El Ministerio de Ciencia ve reducirse su presupuesto en un 15%. El gasto en I+D+i, que engloba el de distintos Ministerios, sobre todo Ciencia e Industria, cae un 3,1%. Dentro del presupuesto de Educación, se disminuyen partidas estratégicas: por ejemplo, sólo se presupuestan 12,2 millones para implantar Bolonia. Estas incoherencias entre los objetivos estratégicos declarados y lo que se hace en realidad afectan a numerosas partidas de gasto. Queremos exportar más a nuestros vecinos para que nos saquen de la recesión y el presupuesto del ICEX se reduce el 17,8%. Queremos una economía sostenible y respetuosa con el medio ambiente, pese a incumplir Kyoto y, sin embargo, el presupuesto del Ministerio de Medio Ambiente se disminuye el 10,5%. Nos preocupa integrar a los 5 millones de inmigrantes llegados en pocos años a nuestro país y, no obstante, cae un 50% (hasta dejarlo en sólo 100 millones) el Fondo de Acogida e Integración de Inmigrantes. Queremos apoyar a la economía productiva y sostener la demanda mediante la construcción de infraestructuras, pero el gasto en infraestructuras se reduce un 3,9%.

¡Que alguien nos lo explique! ¿O tal vez no haga falta, porque todo está demasiado claro? Por cierto, si creen que las cifras son incorrectas, pueden comprobar que son las publicadas por el propio Gobierno en el Libro Amarillo que resume los Presupuestos.

Por su parte Marc Vidal escribe en su blog y titula el post CHUPARSE EL DEDO:
En mi artículo de hoy en El Confidencial analizo el debate de los Presupuestos que ayer y hoy se están debatiendo en el Congreso de los Diputados. La columna empieza con "lo de ayer en el Congreso de los Diputados fue, como tantas veces, penoso. Es como si la que estuviera cayendo no fuera real; como si, para los que pasan las tardes por aquellos pasillos, la crisis fuera una pieza color marfil en sus tableros de juguete. Viven en ridículos espectáculos de foco y rueda de prensa. Sin embargo creo que tanta cháchara y tanta frase hecha no responde a un alejamiento de la realidad sino a algo más perverso. Estoy convencido que creen que nos chupamos el dedo por parejas y al unísono. Se gritan los unos a los otros sin aportar nada, como si todo esto fuera una especie de entretenimiento siniestro para los elegidos de la butaca de piel. Viven en su mundo, y su mundo poco o nada tiene que ofrecer al resto de los mortales. Se jalean, se aplauden, se abuchean y pasan la tarde tan a gusto, mientras esta noche, un mayor número de españoles se irán a dormir sin cenar."

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