viernes, 12 de marzo de 2010

¿Defensores del pueblo o protectores de la casta?

Post publicado en Voto en Blanco:
El Parlament de Cataluña acaba de reelegir a Rafael Ribó como Síndic de Greuges (síndico de agravios o defensor del pueblo) por un período de nueve años, con 117 votos a favor, 3 en contra y 3 tres abstenciones. Era el único candidato y fue apoyado por los grupos de la mayoría (PSC, ERC e ICV-EUiA).

Está en el cargo desde el 17 de junio de 2004 y su reelección refleja, lógicamente, que su trabajo satisface a los políticos catalanes dominantes. El pueblo catalán, en esta democracia de opereta, ni siquiera se pronuncia.

La democracia española está tan plagada de irregularidades y trampas que más bien parece una tiranía camuflada. Que el defensor del pueblo sea elegido por los políticos más poderosos, los responsables de todas las reclamaciones que deba tramitar esa Institución, es una de las más sangrantes chapuzas del triste sistema que gobierna a los españoles.

Si, encima, esos mismos políticos lo reeligen, la chapuza ya huele a apaño. Si la institución funcionara correctamente, el defensor del pueblo, en una época de tantas tensiones, enfrentamientos y carencias democráticas, debería ser un personaje denostado por la clase política y querido por los ciudadanos, pero no es eso lo que ocurre en España.

Como el sistema está viciado, el Defensor del Pueblo, consciente de que su puesto depende de los políticos, lógicamente debe trabajar para satisfacerlos. Su reelección depende, precisamente, de que los grandes partidos se sientan contentos con su trabajo, una especie de locura surrealista porque la figura del defensor está ideada, precisamente, para defender a los ciudadanos frente a los errores, abusos y arbitrariedades del gobierno y de los partidos políticos, casi siempre con un poder excesivo, capaz de "aplastar" al simple ciudadano.

Enrique Múgica Herzog es Defensor del Pueblo español desde el día 15 de junio de 2000. El 30 de junio de 2005, por primera vez en la historia de la Institución, fue reelegido. Lleva casi diez años recibiendo reclamaciones y quejas de los ciudadanos. Su trabajo ha debido producir satisfacción a los políticos que le nombraron y reeligieron. Los ciudadanos, por supuesto, no han podido opinar sobre el trabajo de su defensor.

José Chamizo, defensor del pueblo andaluz, disfruta del cargo desde hace más tiempo. Es sacerdote y fue elegido el 16 de Julio de 1996. Desde entonces ha sido reelegido una y otra vez, lo que significa que su trabajo "satisface" al poder dominante, algo insólito en una tierra donde la sociedad padece un poder político agobiante, sin apenas controles y protagonista de abusos, arbitrariedades, corrupciones, irregularidades y muchos dramas, algunos de los cueles llegan hasta la oficina del "Defensor" en busca de justicia y amparo.

La única explicación de que los defensores del pueblo en España sean reelegidos una y otra vez es que trabajan para beneficiar y satisfacer a los políticos, que son los que les eligen, no para el pueblo, al que la institución debe defender y amparar, precisamente de los abusos y atropellos del poder político.

Hay otros muchos casos de defensores autonómicos que reciben de los políticos alabanzas y que son premiados con la reelección, lo que constituye un ejemplo más de que la democracia, en España, es una estafa.

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