El Régimen, siguiendo el ejemplo de su antecesor donde todo estaba “atado y bien atado” es imbatible desde dentro. El entramado de intereses y tramas ocultas de poder, los políticos, financieros, empresarios, policías, editores, obispos, sectas de todo pelaje, van a pachas en pactos y repartos, y existe una secreta orden de los nuevos Templarios que vela por el “altísimo”, y el cáliz que guarda la sangre de sus herederos antes custodiada por los perros guardianes del priorato de Sión. Desde dentro no hay nada que hacer. Los discursos reformistas, o regeneracionistas, de las pobres marionetas de los líderes políticos -que se manejan a placer desde el “santa sanctórum” de la cueva del poder- son simple proclamas voluntaristas y vacías de contenido o de capacidad de transformar el Régimen obsoleto de la transición, del que viven en la opulencia y el desenfreno, incluso en la bacanal de la crisis, los mismos de siempre, la élite despiadada y descreída ahora en parte arruinada que solo teme un estallido social, un ¡Mayo español!, como el francés del 68, o como el castizo madrileño contra la invasión del ilustrado Napoleón.
¿Qué hacer, por donde empezar? Sí, la conspiración democrática ya está en marcha, se está redactando a escondidas la nueva Constitución de la que ya se hizo un borrador, hace tiempo, en la “posada” fronteriza del pueblo portugués de Marvao, que fue vigilado de cerca pero demasiado tarde por los agentes del CNI. Ahora, la nueva sesión plenaria de los constituyentes rebeldes del Régimen está a punto de reunirse en un lugar misterioso. ¿En un palacio de otros tiempos dotado de un hermoso jardín, sin micrófonos, sin satélites espías, sin nada ni nadie que pueda detectar? Puede que eso se esté preparando así. ¿Dónde? No se sabe, puede que cerca del corazón del país, de la imperial Toledo –no se asusten Bono no está en el ajo porque es del Régimen y bajo sospecha-, ¿acaso en Layos donde está uno de los mas hermosos jardines de España que cuida un orfebre del moderno concepto de la Ciudad? Puede, pero nada está decidido salvo avanzar. Porque esto no va a quedar así, ¡ya lo verán! Pronto habrá noticias que en el caso español van a hacer palidecer los recientes éxitos de Wikileaks.
Dalmacio Negro expone lo que es el Estado, una realidad que la mayor parte de las veces concebimos de forma difusa, ¿es todo?, ¿no es nada?, ¿son los políticos?, ¿es la tele, el autobús, las carreteras...? A juicio del autor, es un mito que ha cuajado y ha hecho fortuna.
Muestra sus reservas sobre la palabra "comunidad" en política: "la única comunidad natural que hay es la familia y luego hay sucedáneos, pero la comunidad auténtica es la Iglesia católica". En su opinión, estamos dirigidos por un Gobierno de "inconscientes" de ideología totalitaria que busca eliminar toda institución natural para implantar la oligarquía dirigente del Estado y que "no entenderían" este libro.
REF. RESTAURACION URBANA Y AMBIENTAL en el Arroyo de la Cuesta de BOLMIR
| Publicado en El semanal digital No hay democracia si no hay separación de poderes ni auténtica mediación política. Es una vieja tesis de Antonio García-Trevijano, de gran potencialidad para el análisis histórico y actual. Es curioso. Prácticamente los mismos que en los años sesenta y setenta eran antimonárquicos porque el Príncipe era Don Juan Carlos, visto como heredero de Francisco Franco, son ahora monárquicos justo por lo mismo: porque el Rey es Don Juan Carlos. En la Transición, PSOE y PCE renunciaron a la república y el monarca suscitó en torno a sí y a la institución un consenso que acabó determinando el proceso. Entre los pocos del "entorno Platajunta" que mantuvieron sus posiciones al respecto figura Antonio García-Trevijano, que ha acabado siendo la referencia del republicanismo en España. En 1994, durante la crisis institucional del tardofelipismo que descubrió la corrupción en los tuétanos del sistema, su libro El discurso de la república llegó a ser para muchos una bandera de regeneración, y aún se recuerda la rebelde tarde-noche de su hacinada presentación, que agitó desde las ondas Antonio Herrero para ofrecer como resultado un acto memorable. Veinte años y mucha más corrupción después, cuando ninguno de los males entonces denunciados han hecho sino agravarse, Trevijano publica una obra distinta, de muchos quilates intelectuales y profunda filosofía política, que no aborda tanto el dilema monarquía-república hic et nunccomo el alcance de la idea republicana en cuanto organización del poder y de las relaciones del poder con los ciudadanos. Un 1789 torcido El primer tercio de la obra es una pequeña historia del 1789 francés, no exhaustiva (aunque el autor hace gala de su erudición sobre la época), pero sí orientada a descubrir el origen del lenguaje político actual, que nace de aquellos acontecimientos pero ya entonces pervirtió su sentido. ¿Por qué? Básicamente, porque se creó el mito de la toma de la Bastilla a modo de justificación por la Asamblea de los crímenes que la acompañaron. Ese mito hizo imposible el desarrollo pacífico de la Revolución, y propició con ello su "fracaso democrático" y el fracaso democrático de todos los regímenes que se remiten a ese momento fundacional, que son básicamente los europeos. Allí nació la idea de que el Estado es algo externo a la sociedad que se puede "tomar" para desde él manejar a esa misma sociedad. En ese sentido no hay diferencia sustancial entre el 14 de julio, el asalto bolchevique al Palacio de Invierno, la marcha sobre Roma fascista, la ocupación nazi del Reichstag... o la absorción por los partidos de toda la estructura política de la nación. Para Trevijano, la interpretación de los acontecimientos revolucionarios como un todo "fraguó el pensamiento político sobre la dicotomía Estado y Sociedad, como si entre esas categorías abstractas, oscuramente definidas por filósofos ideólogos, no pudieran existir cuerpos intermedios". En su opinión, el quicio de la política reside en la mediación y en la representación. Cuando ambas quedan anuladas porque, en la práctica, el ciudadano carece de la capacidad real de elegir a sus representantes (los eligen otros, los partidos, que fagocitan el Estado) como algo distinto a quien ejerce el poder, no puede hablarse en rigor de democracia (Trevijano excluye en buena medida los sistemas anglosajones, donde la relación elector-elegido sigue siendo directa). El cáncer de los partidos políticos Su Teoría Pura de la República trata de asegurar la continuidad de la Sociedad en el Estado mediante fórmulas de control real del poder: "La potencia de los partidos estatales no puede ser frenada por ningún poder social", sostiene, y de ahí que sean necesarios poderes políticos intermedios –desgrana lo que serían unos Consejos de Legislación, Justicia o Gobierno- que permitan la subsistencia operativa del poder constituyente como intermediario entre el Estado y la Nación. El valor de esta obra de Trevijano es doble. Por un lado, su revisión de la historia revolucionaria de 1789 es apasionante en la originalidad del planteamiento (descubre por ejemplo el papel del azar en el éxito de las iniciativas de mayor empuje, como la misma toma de la Bastilla o la marcha de las mujeres sobre París) y coherente como base crítica para analizar la evolución del pensamiento posterior. Por otro lado, está su valor como rebelión. Sus tesis políticas remontan a la filosofía de Leibniz y a la física pre-cuántica, y a los conceptos originarios del liberalismo decimonónico, deformados después por la agregación de una carga sentimental utilizada para la manipulación totalitaria. Romper ese vínculo emocional es parte del objetivo de estas páginas. En la medida en que se discutan dichos fundamentos, puede pues discutirse el fundamento de sus conclusiones. Ahora bien, lo que es indiscutible es la escasez de voces que denuncian la erradicación de democracia en los sistemas de partidos, y Trevijano es de las más notables. Las páginas de Teoría Pura de la República explican esa aparente paradoja: que sociedades que acuden periódicamente a las urnas y votan sin coacciones aparentes, en realidad aún desconocen el valor de la libertad política. Decirlo ya es un acto de rebeldía. Demostrarlo desde los postulados originarios a que dichos sistemas dicen remitirse, una aportación imprescindible para la constitución futura, si llega, de una república que –entendida como algo más que como forma de gobierno- tal vez podría paliar el mal denunciado.
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Un diario provincial -el de siempre- se hace eco de lo que le cuenta el concejal de Economía y Hacienda de nuestro ayuntamiento. Y lo que cuenta este señor es un CUENTO. Es previsible que en época preelectoral "desfilen" los concejales del equipo de gobierno contando las bondades de su gestión y el señor corresponsal lo vierta en el diario, pero algunas "noticias" ya no "cuelan". Un ejemplo como tantos otros del periodismo, más que imparcial, equidistante que se viene practicando: siempre cerca del poder.
Y ¿que toca vender ahora? Pues que nos han puesto más iluminación. Eso sí se trata de "una actuación que posibilita un consumo menor, en un momento en que la economía nos obliga a ser más austeros con nuestros gastos, a la vez que reduce la contaminación lumínica".
En que consiste la actuación: en la sustitución de 16 luminarias en el Barrio de San Cipriano, la instalación de 4 faroles de hierro fundido mirando al campo, en los bocarones, por donde no pasan ni las vacas, la instalación de más de media docena del mismo tipo de faroles al lado del Arroyo de la la Cuesta en la zona de la bolera sin lámparas [instalados sobre el barro y en la zona que se tiene previsto levantar para iniciar otra obra no solicitada, una actuación en los márgenes del arroyo]. Se nos informa también que se han instalado farolas hasta el cruce de Retortillo y nos preguntamos si eso no es una obra realizada por la Dirección General de Carreteras, Vías y Obras del Gobierno de Cantabria correspondiente a un presupuesto especial para acabar las obras de la CA-730 [Antes de hacer declaraciones al público sería bueno que se cerciorasen de si se ha instalado el cableado entre las farolas, sin este requisito dificilmente van a iluminar].
Resumiendo: lo que se ha instalado estaba pedido en múltiples ocasiones, parte de lo instalado no era necesario; puede que se consiga eficiencia energética con el nuevo sistema pero es posible se consiga mayor eficiencia si los puntos de luz no se encienden [porque no tienen lámparas, no tienen instalación de cableado, o se apagan a las 12 PM. o quizás a las 10 de la Noche]. Capítulo aparte merecen las restricciones de alumbrado del camino a Reinosa, entramos en la "boca del lobo" en la calleja y más adelante donde más se necesita el alumbrado, se nota que los concejales no utilizan este camino para ir a trabajar o para coger un tren.
En definitiva, es posible que así el equipo de gobieno consiga un alumbrado eficiente, lo que no serán -EFICIENTES- estos concejales mientras sigan en la gestión de lo público.
Para terminar quiero volver al asunto del que informé por escrito al presidente del gobierno regional hace unos días con ocasión de la inauguración de las obras de la CA-730 - sin concluir en nuestro pueblo- las obras parece que se llevan a término para satisfacer a empresas constructoras, instaladoras o proveedoras de la administración, más que para atender las necesidades ciudadanas y de los vecinos. También quiero recordar que el señor alcalde aún no ha informado de los costes de las farolas del Plan E, y cuantas farolas de la travesía fueron instaladas con cargo al Plan E 2009 y cuantas con cargo a las obras de la CA-730.
Ninguna de las instituciones a las que hemos recurrido ha tenido a bien darnos tal información -alguna se ha opuesto con un celo reseñable como el propio alcalde-, con lo cual debemos presumir que detrás de muchas de estas obras hay otros intereses y que alguna de las farolas instaladas lo está para poder hacerse fotos.
Todo ello es consecuencia inevitable de administraciones públicas ineficientes, no fiscalizables ni transparentes, perfectamente prescindibles, así como de las gestiones y omisiones de una Junta Vecinal feble, y con pocas ganas de trabajar por lo público.
[PUBLICADO EN La Razón] -«Teoría pura de la República»
¿Cree que al personal le importa mucho que la nación sea Reino o República?
-Sería el debate que más le interesaría si supiera que con la república su vida cambiaría radicalmente. Cambiaría su condición: pasarían a ser ciudadanos. Ahora no hay ciudadanos.
-Alguien se preguntará si la república arreglaría nuestros problemas: paro, crisis...
-Sería el mejor camino para la solución de la crisis. Traería consigo una catarsis moral.
-Aparte de lo señalado, ¿para qué vendría bien la república?
-Para la propia estima del país y de sus habitantes.
-¿Y para qué viene bien la monarquía? -Para aumentar las diferencias de clases y fortunas. La monarquía es el mejor sostén de las oligarquías.
-Don Juan Carlos suele decir, sonriendo, que él también es republicano...
-Es el tributo que el vicio rinde a la virtud.
-¿Le parece que Zapatero es republicano?
-No ha sido ni será nunca republicano. Y los partidos republicanos son los más antirrepublicanos que existen: aceptan de antemano la monarquía. -¿El PSOE tiene algo de republicano? -Nada de nada. Es un partido monárquico y monarquizante.
-Dice que los partidos son los aliados de las oligarquías...
-Ellos son la oligarquía. -¿Los sustituimos por...?
-Son insustituibles. Lo monstruoso es que sean estatales.
-¿Cómo deberían ser? -Nunca financiados por el Estado, sino por sus militantes, como en EE UU, Francia, Inglaterra...
-Hay desafección, rechazo hacia la clase política...
-Lo extraño es que la gente haya tardado 30 años en darse cuenta de que esa clase sólo lucha por su mantenimiento en el poder y su propio bien.
En la oposición al franquismo sufrió multas, detenciones, cárcel, difamaciones. ¿Los demás se han acomodado y usted no?
-Exactamente; los demás se han vendido y yo no.
-Se considera fuera del sistema. ¿Rebelde hasta el final?
-Seré revolucionario y rebelde hasta el final. Seguro.
-Y seguro que le han dejado carbón los Reyes Magos...
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