Este mes de Marzo la revista Cantabria Económica lleva en portada el siguiente titular: AHORA SOBRAN POLIGONOS, La demanda de suelo industrial estaba muy sobrevalorada. Su director, Alberto Ibáñez, escribe el siguiente artículo:
Ideas que se resisten a las evidencias
Hace un año y medio había un consenso general sobre la necesidad de construir más viviendas en Cantabria y aún más unánime sobre el suelo industrial: Hacía falta mucho, todo lo previsto /alrededor de nueve millones de metros cuadrados) y posiblemente más. Nadie se tomó la molestia de reflexionar en que eso suponía multiplicar por dos el suelo industrial de Cantabria, como si en diez o quince años se pudiesen implantar tantas empresas en la región como en todo el siglo XX.
Para fortuna de todos, en el terreno del urbanismo lo único seguro es que los plazos van a ser eternos, y las obras de varios de los polígonos proyectados no han podido iniciarse, a pesar de que algunos de ellos ya se anunciaron como inminentes en la época de Martínez Sieso. Probablemente podamos ahorrárnoslos. Con la llegada de la crisis y este baño de crudo realismo, ya podemos dar por olvidado el Polígono de La Pasiega y por ralentizados el resto de los que no se han empezado a urbanizar. Ni siquiera se van a llenar a corto y medio plazo los que están ya construidos: el Parque Tecnológico, Tanos-Viérnoles y Reocín.
Hay ejemplos muy evidentes de hasta qué punto, entre todos, hemos creado una realidad artificial en el terreno del suelo industrial. Las 60 naves-nido que se están acabando en Reocín apenas tienen quien se acerque a preguntar por ellas. Hace menos de un año, el Gobierno aseguraba que en la Agencia de Desarrollo local había doscientas solicitudes firmes.
El uso de la enorme parcela que se encuentra frente al Parque Científico y Tecnológico de Santander se convirtió en una batalla política que llegó a bloquear la reforma del plan General. Supuestamente, había 400 empresarios deseosos de instalar sus negocios en el término municipal de Santander –un ayuntamiento que nunca ha pensado que hay que dejar espacio para las actividades económicas-. Pero la realidad va a acabar por dar la razón al Ayuntamiento: Es posible que de los 400 no queden ni cinco interesados. Claro que la alternativa para esos terrenos son viviendas y tampoco hay demandantes para ellas.
El repentino hundimiento de todas las previsiones no es muy distinto del que se vivió en 1992 y los precedentes permiten suponer que, como entonces, la demanda reaparecerá algún día y las parcelas semiabandonadas acabarán por acoger naves industriales. Pero a veces el periodo es tan largo que no justifica el haber empleado un dinero que ahora se necesita para muchas otras cosas. En Barros o en Reinosa hubo que esperar una década para que los polígonos empezasen a poblarse y en el caso de Reinosa todo ese tiempo ni siquiera sirvió para sanear un suelo que se urbanizó sin descontaminar o para comprobar si podían darse las licencias, de forma que cuando por fin se solicitó la primera, el comprador se encontró con la desagradable sorpresa de que el terreno no pertenecía a Reinosa, como creían los gestores del polígono y el propio Ayuntamiento, sino al ayuntamiento de Campoo de Enmedio, y ni siquiera tenía la calificación de industrial.(*)
Cuando se trata de infraestructuras, las creencias se fijan en la mente de todos nosotros con una permanencia a prueba de constataciones. La evidencia de que empieza a sobrar terreno industrial y va a sobrar mucho más no impiden que los partidos políticos sigan pidiendo más polígonos convencidos al parecer de que el suelo urbanizado genera industrias por si solo con la misma naturalidad que el suelo virgen da flores. El partido Popular de Torrelavega, después de ver desestimada su pretensión de que se acometa el manoseado polígono que ocuparía todo el corredor existente entre Solvay y Sniace, ha anunciado que, cuando gobierne, será lo primero que haga. Si consigue superar las enormes dificultades de gestión que han impedido desarrollar anteriormente este suelo o el hecho de que gran parte de él está considerado terreno inundable, se encontrará con un enorme solar vacío para acompañar a los otros dos polígonos que también estará en la obligación de llenar, en Reocín y en Tanos-Viérnoles.
Las cosas nunca son como se presumen y, para completar la ceremonia de la confusión, ahora que tenemos o vamos a tener tanto polígonos industriales, las fábricas más importantes que se proponen entre las contraprestaciones del Plan Eólico no desean ubicarse en ellos. Donde quieren estar es el Puerto de Santander, el mejor lugar para la logística, se mire como se mire.
(*) El terreno era propiedad de la Junta Vecinal de Bolmir, y el ayuntamiento, según parece, se "apropió" del mismo mediante la correspondiente compensación urbanística, y otras compensaciones.
1 comentario:
JODER PUES YO HE PREGUNTADO MOGOLLON DE VECES AL SICAN PORE TERRENO Y NAVE PERO IGUAL ES QUE SE PIENSAN QUE NO TENGO DINERO PARA PAGARLO. Y MI EMPRESA OTRA COSA NO PERO ES EXPORTADORA SOBRE TODO A OTRAS AUTONOMIAS POR QUE VENDO FUERA Y PAGO LOS IMPUESTOS AQUI. ESTO ES UN SIN SENTIDO
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