Las preguntas dirigidas al panel de expertos han sido: ¿La ampliación de la edad de jubilación dará estabilidad a la Seguridad Social? ¿Cómo se debe articular un sistema de pensiones público para que no peligre su sostenibilidad a largo plazo?
McCoy, Valor Añadido de Cotizalia
“La pregunta no está bien formulada, toda vez que no cabe hablar de estabilidad de la Seguridad Social, que por definición es estable, siempre está ahí, sino de solvencia para hacer frente a los compromisos que tiene implícitamente adquiridos con los cotizantes pasados y presentes.
Hecha esa acotación, cualquier medida puntual se debería enmarcar dentro de una reforma general del sistema de prestaciones públicas con objeto de adecuarlo a los signos de los tiempos, marcados por una caída en las aportaciones, resultado de un resurgimiento de la economía sumergida y un paro con una parte estructural importante, y el aumento de los desembolsos, consecuencia de la inversión de la pirámide poblacional.
Por tanto, sí es una buena medida ya que permite adecuar edad de jubilación a esperanza de vida. Pero tendría que venir complementado, en el ámbito demográfico, por medidas de fomento de la natalidad; en el ámbito propio de la Seguridad Social, por un ajuste de los años de cotización al importe de la prestación; en el ámbito financiero, por un fomento de los planes privados de pensiones; en todos los ámbitos por una lucha generalizada contra el fraude.
Todo dentro de un proceso de asunción colectiva de que una estructura como la actual que funciona como mera correa de transmisión de flujos entre trabajadores y beneficiarios es insostenible por definición en las circunstancias que se avecinan”
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Vicente Varó de Unience
En mi opinión, más que dar estabilidad lo que supondrá es el primer paso en un camino por el que tenemos que transitar. Quiero decir, no será la unica médida de este tipo de aquí a los próximos años, pero sí la primera. Y en ese sentido supone un buen mensaje para la comunidad inversora intenacional. Es decirles, "somos serios. Sabemos que tenemos reformas importantes que hacer, y las vamos a llevar a cabo".
Y esto es importante porque en la medida en que no tienes confianza internacional tienes que pagar más altos los intereses de la deuda y eso acaba provocando mayor gasto financiero y mayor desajuste de las cuentas públicas. Y, por lo tanto, peor crecimiento económico, menor creación de empleo y menores cotizaciones a la Seguridad Social, en un peligroso circulo vicioso sin fin.
El sistema de pensiones público debe articularse quitándole peso. Es decir, favoreciendo e impulsando el ahorro privado. Por ejemplo, creando una especie de "Cuenta jubilación", similar a la cuenta vivienda, en la que cada ciudadano pueda invertir en los activos financieros que prefiera desgravándose las aportaciones.
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Angel García, economista e inversor
La ampliacion de la edad de jubilacion por si sola es un parche. El problema estructural de la seguridad social (en cuanto a pensiones) es la piramide poblacional que tenemos en este pais. El coyuntural la falta de cotizantes por la caida de actividad. El tecnico que recibimos de 2 a 3 veces mas que el periodo de computo. Pasar ahora a un sistema de capitalizacion es inviable financieramente.
Solucion: bajar el gasto en pensiones via retraso de la edad de jubilacion efectiva y computo de toda la vida laboral, ademas de unificar todas las seguridades sociales de la union europea en una sola (correctamente dotada). Al final cada cotizante deberia recibir de media el valor actual de lo que ha aportado. Las pensiones asistenciales y demas dispendios politicos deberian ser financiados por impuestos de los diferentes paises.
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Rafael Pampillón, profesor del Instituto Empresa
España será, en el 2050, uno de los países más envejecido del mundo: el 30% de la población tendrá 65 años o más. Este rápido proceso de envejecimiento de la población se produce como consecuencia de la tasa de natalidad (una de las más bajas del mundo) y del aumento de la esperanza de vida (en la actualidad las mujeres nacidas en España están entre las europeas más longevas con 84 años, frente a una media en Europa de 79) mientras los hombres se sitúan en los 78 (la media europea masculina está en 71 años). Ambos elementos (baja natalidad y aumento de la esperanza de vida) determinan un aumento del envejecimiento de la población.
Esto significa que, proporcionalmente, menos trabajadores tendrán que pagar cada vez más impuestos porque el gobierno necesitará atender más servicios sociales: pensiones y gastos médicos de los mayores. La Seguridad Social consumirá cada año una parte más importante de nuestra renta nacional. El porcentaje del PIB dedicado a pensiones pasará del 9% actual al 18% en 2050, lo que arroja serias dudas sobre la capacidad española de garantizar el sistema público de pensiones.
Subir los impuestos y rebajar las prestaciones es una de las salidas, inevitablemente impopular. Otra posibilidad es elevar las cotizaciones sociales por jubilación (que económicamente equivale a subir el impuesto sobre el trabajo). Otra solución sería aumentar la natalidad. Otra, alargar la edad de jubilación.
Por tanto, el fuerte envejecimiento en las próximas décadas es inevitable y solo se verá atenuado si la tasa de natalidad sube. La inmigración, aunque puede contribuir a aliviar el envejecimiento de la población, no será capaz de invertir la tendencia a una mayor longevidad ni a un aumento suficiente en el número de nacimientos que permita el reemplazo generacional. Es preciso, por tanto, tomar medidas para facilitar la viabilidad financiera del actual modelo de Seguridad Social. Por tanto, la decisión de retrasar la edad de jubilación es una medida absolutamente necesaria.
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Echevarri, blogger financiero
No creo que baste con dichas medidas. Más que una solución para dar estabilidad a un sistema me parece la constatación de un fracaso, del ocaso del sistema de reparto, así como de su financiación a través de las cotizaciones sociales. Dicho sistema y su modelo de financiación se dan de tortas contra la demografía, la competitividad e incluso los derechos fundamentales, aunque parezca fuerte decirlo.
¿Lo deseable y además posible? Prescindiendo de mis deseos más radicales, apostaría por un sistema de capitalización individual, obligatorio, gestionado por el sector publico y/o privado. Para aquellos que no puedan llegar a él,una pensión mínima no contributiva, y financiada a través de impuestos indirectos, preferentemente IVA.
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Marc Vidal, empresario y economista
La pensiones son una especie estafa de tipo piramidal aceptada. El dinero aportado por los nuevos aportantes se usa para pagar a los que salen. Imaginemos que eso deja de pasar a un ritmo soportable. El caso de que deje de ingresarse cantidad suficiente pondría en quiebra el modelo cuando los que salen no pudieran acceder a sus prestaciones.
Como ese dinero no revierte en inversiones ni gestiones importantes de activos no se multiplica y el existente es el que se debe reutilizar. A medida que la clase ejerciente se va jubilando se muestra el envejecimiento de nuestra sociedad y con ello la perdida de cotizantes. Si sumamos un paro estructural que nadie sabe como evitar la cosa pinta muy mal.
Por ello el aumento de dos años para dicha jubilación es la respuesta a una formula aritmética básica que intenta sustentar el modelo público e ineficiente. Se soporta un peso de pensionistas con muy pocos cotizantes. Esa diferencia irá en aumento y el único remedio es ir estirando los límites revertibles. El problema es que todo tiene un límite. Debemos caminar hacia un modelo mucho más permeable y menos tutelar
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Carlos López de Euribor.com.es
Lo que realmente daría estabilidad a la seguridad social es la creación de empleo y una buena pirámide demográfica pero como ninguno de los factores parece que vaya a colaborar a corto plazo mucho me temo que estamos ante un tema tabú del que habrá que hablar tarde o temprano.
El ampliar la edad de jubilación es algo que me temo es inevitable ya que tanto la esperanza de vida como su calidad no es igual ahora que hace 30 años, no obstante antes de nada deberíamos mirar cual es la edad real de jubilación en España (entorno a los 61) y empezar a atacar el problema por ahí además de fomentar las ayudas para quien quiera seguir trabajando más allá de los 65. Por tanto más que hablar de ampliar plazos creo que deberíamos cercioranos de que se cumplan los actuales.
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Conclusiones
Unanimidad general en que es una medida acertada a la par que insuficiente para la mayoría. El factor de inversión de la pirámide poblacional junto con la adaptación del sistema a los movimientos cíclicos del mercado laboral hacen necesaria esta medida, sin pasar por alto que las reformas sobre el sistema de pensiones tienen que tener un calado mayor para garantizar su solvencia en todos los casos.
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